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Cuando se trata de hablar sobre Trastornos Alimentarios, podemos observar una gran cantidad de ideas erróneas que en general se tienen sobre la enfermedad. En gran parte, esto es debido a la falta de información y recursos que se facilitan sobre este tipo de enfermedades.

Ideas tales como: «Las personas con Trastornos Alimentarios son personas obsesionadas con la imágen, no se quieren curar, los pacientes con Trastornos Alimentarios son personas caprichosas, sólo quieren llamar la atención y salirse con la suya», son cada vez más extendidas en nuestra sociedad, sin embargo, lejos quedan de la realidad.

Tratar con TCA es algo que va más allá de lo meramente físico.

1. Mito: “Esto lo paro cuando quiero”. “No entiendo cómo no lo supera si lo único que tiene que hacer es comer (o parar de comer)”.

Realidad: Se cree que se puede parar en cualquier momento a base de voluntad, pero habitualmente no es así. Los TCA se equiparan a las adicciones o dependencias. Son una enfermedad biopsicosocial que tiene causas complejas y multifactoriales. Genera una pérdida de control en quienes la padecen y un sentimiento de culpa y frustración debido a sus intentos fallidos de recuperarse por propia voluntad. Para resolver el problema se requiere ayuda psicológica y médica. Son trastornos que, habitualmente, tienen un proceso largo de resolución, con recaídas, avances y retrocesos. Se requiere constancia y claridad para no perder el ánimo y continuar adelante tras un fracaso. La aceptación de la enfermedad y la convicción acerca de la necesidad de intervención profesional, son elementos indispensables para comenzar la recuperación.

2. Mito: “Es culpa de la influencia de la moda, quieren imitar a las modelos.”

Realidad: Si bien la moda, los modelos y los medios de comunicación son factores clave en el incremento de casos de TCA, depositar la responsabilidad en la influencia de los mismos es simplificar extremadamente una enfermedad tan compleja y multifactorial como esta. La delgadez es sobrevalorada y la obesidad menospreciada, pero detrás existen componentes de personalidad, sociales, biológicos y familiares que configuran la globalidad de trastorno.

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3. Mito: “Es cosa de niñas, un capricho, por llamar la atención”.

Realidad: Un TCA conlleva mucho sufrimiento en quienes lo padecen debido, fundamentalmente, a la obsesión, ansiedad y vergüenza que lo acompañan; a las alteraciones físicas y emocionales; y a las limitaciones en el desarrollo personal, social y familiar. Es un trastorno psicológico grave que puede ocasionar la muerte de la enferma. Constituyen la primera causa de muerte por enfermedad psiquiátrica en gente joven y la segunda en jóvenes en general (después de los accidentes de tráfico). Un 5 % de las anoréxicas fallece debido a complicaciones médicas o suicidio. La tasa de mortalidad en la bulimia es menor, el riesgo es determinado por las purgas frecuentes. Aunque no sobrevenga la muerte, puede haber daños irreversibles. Independientemente del origen del trastorno, nunca se debe menospreciar la fuerza destructiva de esta enfermedad.

4.Mito: “Los padres, y en particular las madres, son las culpables de que su hijo/a desarrolle un TCA.”

Realidad: Ningún factor tiene la exclusividad en el orígen de los TCA. Ni la moda por sí misma, ni las burlas de los compañeros, ni la obesidad previa, ni los padres…. El trastorno se caracteriza por desarrollarse y mantenerse debido a un conjunto de factores que se entrelazan. No es un solo factor lo que genera el TCA, sino la suma de todos.
Tener un hijo/a con TCA tiene un impacto considerable en el seno familiar y contar con la colaboración de los padres durante el tratamiento es fundamental.

5. Mito: “La AN se resuelve con disciplina y dureza, imponiéndose con dureza y obligándola a comer.”
“La BN se resuelve si le quitamos la comida, cerramos la cocina, la despensa y no le damos dinero. Y después de comer la vigilamos para que no vomiten.”

Realidad: Estas son actitudes de muchos padres y recomendaciones de algunos especialistas, pero son recomendables solamente en casos puntuales y muy extremos. Si estas acciones no van acompañadas por una psicoterapia adecuada que ayude a la paciente a resolver sus dificultades psicológicas, no serán efectivas a largo plazo. El beneficio es sólo pasajero y puede, incluso, dar lugar a nuevas conducta patológicas como robos, inicio de vómitos en anoréxicas que antes no vomitaban, mayor oposición y conflicto familiar, etc… En algún momento del proceso de recuperación, la paciente debe asumir la responsabilidad de su cura y manifestar el deseo interno de recuperarse. De lo contrario, será muy difícil el éxito terapéutico.

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6. Mito: “Las personas con TCA no quieren ayuda.”

Realidad: Algunas pacientes no están dispuestas a sacrificar y hacer esfuerzos para recuperarse debido a que asumir las consecuencias de la recuperación (aumento de peso) les resulta insoportable. Es parte de la enfermedad. Por lo tanto, la resistencia al cambio es alta. Sin embargo, debido a que el estilo de vida, las consecuencias de la enfermedad y el sufrimiento es tan alto, con el tiempo y la obtención de beneficios al ver que pueden resolver sus problemas, aumenta el deseo de ayuda y de recuperación. En ocasiones, esto requiere una larga historia de recaídas, pasaje por diversos especialistas y años de evolución.
Muchas pacientes ingresadas por riesgo vital sin consentimiento, al salir, se muestran agradecidas con quienes les ayudaron y reconocen su necesidad de tratamiento posterior.

7. Mito: “El TCA no se cura nunca, hay que aprender a convivir con el trastorno.”

Realidad: El TCA requiere un proceso largo de recuperación que atraviesa diversas fases, pero con el tratamiento apropiado y el tiempo suficiente, el trastorno se cura. El pronóstico dependerá fundamentalmente de la conciencia de enfermedad y la motivación de la paciente para salir de ella, del apoyo de sus allegados o su entorno social, y en el tratamiento adecuado. No obstante, es cierto que las personas que padecen un TCA pueden tener siempre un “punto débil” (como los ex alcohólicos) que debe ser tenido en cuenta en momentos de crisis o cambios vitales para reutilizar los recursos aprendidos que le ayudaron a salir de la enfermedad anteriormente y evitar las recaídas.
Si el diagnóstico es precoz, el porcentaje de recuperación puede ser más elevado.

8. Mito: “Los comedores compulsivos son flojos y débiles, no tienen autocontrol.

Realidad: Si bien se da una falta de autocontrol en relación con la comida, no así necesariamente en otras áreas de la vida de la persona. La ingesta constituye una función de regulación emocional que se utiliza como forma inadecuada de afrontar las emociones y de manejar el estrés. Como la bulimia y la anorexia, requiere tratamiento e intervención especializada.

9.Mito: “Para curarse es suficiente con comer bien”.

Realidad:  Alimentarse de una manera saludable es fundamental para todo el mundo. Sin embargo, los TCA no se refieren solamente a comer bien, mucho o poco. Restablecer o alcanzar una nutrición adecuada es fundamental, sin embargo, no es suficiente.
Las alteraciones de la ingesta son sólo un medio para expresar un malestar interno mucho más profundo, son un síntoma.
Una analogía sería considerar la fiebre como síntoma de una infección. Se puede disminuir y controlar la fiebre (síntoma) mediante fármacos, pero si no se elimina la infección, el síntoma volverá a aparecer. En los TCA, si solamente nos ocupamos del síntoma (las alteraciones conductuales relacionadas con la ingesta), lo más probable es que no haya una recuperación real y la persona continúe enferma. Es necesario abordar la “infección”. En este caso: los pensamientos distorsionados, los sentimientos negativos, la autoestima, la personalidad, la dificultad en adaptarse a las circunstancias de la vida, la expresión de emociones de una manera adecuada etc.

Psicóloga Dessirée Urbano

Tel: 648140332