Tu psicólogo infantil en Málaga de confianza
En nuestro centro disponemos de un área específica para el tratamiento de los diferentes trastornos asociados a la Infancia de los que se encarga la psicología infantil. Somos un equipo especializado en el tratamiento psicológico de los trastornos Infantiles. Sabemos que la etapa infantil forma parte de un proceso caracterizado por cambios y altibajos, ya que son víctimas del entorno que les rodea, y que el correcto afrontamiento de éstos, conllevará un óptimo desarrollo infantil.
En ocasiones presentan problemas psicológicos desde temprana edad que afectan a su desarrollo biopsicosocial, por lo que es necesario detectar estos problemas lo antes posible para una buena evolución y por tanto menos tiempo de terapia y menor número de sesiones terapéuticas. Trabajamos para que los niños puedan desarrollar sus capacidades de forma natural y superar sus conflictos. Además de asesorar y guiar a los padres para que aprendan a afrontar determinadas situaciones de manera eficaz.
A menudo, será necesario coordinarnos con el centro educativo al que pertenece el niño para trabajar junto con el profesorado, contando previamente con la autorización de los padres. El trabajo conjunto tanto con los padres o tutores como con los profesores hará que se consigan resultados más eficaces y puedan generalizarse a los distintos ambientes en los que se mueve el niño.
Trastornos en psicología infantil
Los problemas que nos encontramos más frecuentemente en el área infantil son:
- Ansiedad: por separación, generalizada, pánico, miedos, fobias, obsesiones…
- Depresión: estado de ánimo bajo, irritabilidad, bajo rendimiento académico, desmotivación, baja autoestima…
- Mutismo selectivo.
- Celos.
- Adicción a las nuevas tecnologías.
- Trastornos en el ámbito escolar: TDAH, TDA, Dislexia, Disgrafía, Dificultades de Aprendizaje.
- Trastornos de conducta: Trastorno Negativista Desafiante, Conducta Disruptiva, problemas de conducta.
- Trastornos de la Conducta Alimentaria
- Enuresis
- Encopresis
- Maltrato psicológico infantil
- Estrés postraumático
Señales para visitar al psicólogo infantil en Málaga
Nos encontramos con una serie de señales para detectar un trastorno en psicología infantil:
- Se produce una regresión en el comportamiento que perdura en el tiempo. Se trata de una estrategia inconsciente de los niños de volver a conductas inmaduras que ya habían superado como mecanismo de defensa ante determinadas situaciones.
- Aparecen cambios en el comportamiento del niño (mayor irritabilidad, agresividad, reacciones desproporcionadas, mayor desánimo, retraimiento…).
- Manifiesta intranquilidad y/o nerviosismo, así como problemas para concentrarse en una sola tarea.
- Anhedonia o desinterés. Esto es, actividades que antes le fascinaban dejan de producirle interés.
- Bajar sus resultados académicos de forma repentina cuando normalmente sus resultados eran buenos.
- Mostrarse retraído y manifestar poco interés por sus iguales.
- Surgen quejas psicosomáticas o problemas físicos sin una causa médica aparente. Se quejan de dolores o enferman sin haber una causa médica que explique la patología. Lo que podría tratarse de un mecanismo psicológico de evitación o escape ante determinadas situaciones estresantes o desagradables para el niño. para evadir algún tipo de situación.
Ansiedad infantil
Los niños y adolescentes, al igual que los adultos, pueden manifestar un trastorno de ansiedad. Hablamos en este caso de ansiedad infantil. Determinados sucesos, como el nacimiento de un hermano, cambio de residencia o de centro educativo, la pérdida de un familiar, la separación de los padres puede precipitar la aparición del problema.
Algunos trastornos son más frecuentes en la infancia que otros, por ejemplo, la ansiedad generalizada. Otros son problemas específicos a una edad determinada, como la ansiedad cuando el niño se separa de los padres o de otras figuras de apego.
A pesar de compartir muchas similitudes con la ansiedad en el adulto, la reacción del niño a los síntomas difiere significativamente de éstos. Las consecuencias negativas de la ansiedad infantil pueden afectar más que en la vida adulta, dado que pueden interferir con el proceso de crecimiento y maduración en el que se encuentra el niño.
Además, las repercusiones inciden en el ámbito social, escolar, personal y familiar del niño, y pueden evolucionar hacia patologías más severas.
¿Cuáles son los trastornos de ansiedad más frecuentes que deben ser tratados por un psicólogo infantil en Málaga?
Los principales trastornos de ansiedad que sufren los niños son los siguientes:
Trastorno de ansiedad por separación
La ansiedad al separarse de los padres o de las figuras de apego es muy frecuente en la infancia. Suele iniciarse a los seis meses de edad, pero es al comienzo de la niñez, en torno a los dos años, cuando el miedo se intensifica.
Durante la infancia temprana, el temor ante la ausencia de las personas ligadas afectivamente al niño supone un mecanismo de protección frente a los peligros del entorno.
Cuando la ansiedad es desproporcionada o supera a lo esperado para el desarrollo evolutivo del niño, puede constituir un trastorno psicológico, el trastorno de ansiedad por separación.
Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada es el trastorno psicológico más frecuente en la infancia tras el de ansiedad por separación, con una prevalencia del 3%. La edad media de los niños que lo padecen es de trece años y su incidencia es similar en ambos sexos. (Echeburúa, 2009).
Este trastorno de ansiedad se define como la preocupación excesiva no vinculada a situaciones, eventos u objetos específicos. La ansiedad generalizada se puede considerar como una forma crónica de ansiedad, de tipo predominantemente cognitivo y de naturaleza incontrolable, cuyo diagnóstico en la infancia requiere que el niño manifieste esa ansiedad y preocupación excesiva al menos durante seis meses con referencia a una gran diversidad de situaciones o momentos. La impaciencia, la fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, alteraciones del sueño, o la tensión muscular son algunos de los síntomas que suelen acompañar al trastorno (APA, 2009).
Trastorno de pánico
El trastorno de pánico se caracteriza por la presencia recurrente de ataques de pánico que duran minutos u horas. Éstos consisten en síntomas aversivos, somáticos y cognitivos que alcanzan su mayor intensidad en los diez primeros minutos para disminuir gradualmente, siendo algunos síntomas más característicos los siguientes: palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantamiento, opresión o malestar torácico, nauseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, sensación de irrealidad o despersonalización, miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir, parestesias, escalofríos o sofocos.
En población infantil, los síntomas más frecuentes son las palpitaciones, los temblores, la dificultad respiratoria y el mareo. En ocasiones puede ocurrir con agorafobia, esto es, temor intenso a encontrarse en situaciones en las que resulta escapar o pedir ayuda en caso de que se presente un síntoma.
Trastorno obsesivo-compulsivo
Se caracteriza por la presencia de obsesiones y/o compulsiones recurrentes e intrusivas que interfieren de forma significativa en el funcionamiento de la persona. Una obsesión puede ser un pensamiento, imagen o sensación que se repite frecuentemente; una compulsión es una conducta repetitiva que el paciente siente la necesidad de realizar como respuesta a una obsesión, reduciendo la ansiedad al llevarla a cabo.
Durante la infancia es común realizar conductas rituales que varían con la edad. Por ejemplo, a los dos años y medio suele observarse en los niños rituales relacionados con la comida o el baño. A los cinco años es habitual que los niños lleven a cabo ritos al jugar, como pisar únicamente las baldosas blancas y no las rojas mientras pasean por el parque. Sin embargo, a veces, los rituales dejan de ser normales y constituyen un trastorno obsesivo compulsivo y que interfieren con las actividades diarias del niño.
Trastorno por estrés postraumático
El trastorno por estrés postraumático se produce como consecuencia de la exposición del niño a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático, o cuando se observa o tiene conocimiento de una situación en la que existe una amenaza para la vida de otras personas. Algunos ejemplos de estas situaciones serían desastres naturales, accidentes aéreos o de circulación con heridos graves, incendios, violencia física…
No todos los niños y adolescentes que experimentan un suceso traumático desarrollan un trastorno por estrés postraumático. Sólo se diagnostica como tal si los síntomas persisten más de un mes y si repercuten negativamente en la vida del niño.