En las últimas décadas ha habido cambios en el entorno sociocultural y laboral, haciendo que surjan algunas conductas disfuncionales en los niños, como es el nuevo término del “niño emperador”.

Síndrome del emperador

El síndrome del emperador no es más que un término que se ha puesto de moda para los niños mal educados, caprichosos y tiránicos. Estas conductas preocupan a los padres, dado que se vuelve el amo indiscutible de la familia, ya que es capaz de someter a los demás integrantes del seno familiar a sus exigencias y caprichos. Y no se trata de conductas de mal comportamiento como cuando queremos que coman verduras, son casos más extremos.

En contextos profesionales, el síndrome del emperador se denomina trastorno de oposición desafiante (TOD) y no es más que el sentimiento de autoridad que tiene un niño sobre los demás. Estos niños establecen pautas interpersonales y conductuales para privilegiar sus caprichos y exigencias por encima de la autoridad de sus padres. Quien no acata las órdenes del niño es víctima de escandalosos, berrinches y hasta agresiones.

Síntomas del síndrome del emperador

Los principales síntomas que presentan los niños con el síndrome del emperador son:

  1. Gritan, amenazan y agreden física y psicológicamente a sus padres. Ellos son los que deciden dónde viajará la familia para pasar las vacaciones, escogen qué comida hay que cocinar, interponen las leyes en el hogar, deciden qué cadena de televisión se verá en casa, entre otras muchas cosas.
  2. No son capaces de experimentar sentimientos como el amor, la culpa, el perdón o la compasión.
  3. Carecen de empatía y siempre está triste enfadado. Por lo que se podría decir que su nivel madurativo en el ámbito de la empatía está subdesarrollado.
  4. Suelen ser emocionalmente sensibles.
  5. Piden constantemente cosas a sus mayores.
  6. Discuten las normas de sus padres y de las personas que tienen cierta autoridad.

Causas del síndrome del emperador

El síndrome del emperador nace por una sobreestimulación a los niños, debido a la grave inseguridad de los padres. Las principales causas que llevan a este trastorno son:

  1. Darle privilegios al niño sin ninguna condición.
  2. La falta de tiempo para compartir con el niño.
  3. Consentirle agresiones verbales y físicas cuando no se le complace sus caprichos.
  4. Falta de hábitos familiares afectivos, como el juego o las actividades en familia.
  5. Tener poco tiempo para el niño, ya sea por el trabajo o por las distintas cosas del hogar, hace que los padres se sientan culpables y tiendan a consentir al niño.

Cuando los padres se encuentran en este tipo de situación se sienten desesperados sin saber que hacer, por ello nuestros psicólogos en Málaga están dispuesto a ayudarte y asesorarte en este proceso educativo.